lunes, 6 de abril de 2020

LUNES, 6 DE ABRIL
LLUVIOSO, PERO ESTAMOS DE VACACIONES!!! 
Siempre encontramos el lado bueno, verdad???

Primer día de las vacaciones de Semana Santa. Os recuerdo que el reto nº 9 anda por ahí... un poco flojillo.
Como no hay deberes, os dejo un video para pasar el rato. 
Y, como a mi me gusta mucho leer en vacaciones, os dejo el primer capítulo de la historia de Nora y Currito. CAda día sabremos un poco más de ellos y su increible viaje alrededor del mundo. Atentos.

CAPÍTULO I
Hoy Nora y Currito están superfelices. Llevan todo el verano con sus abuelos, y, por fin, han conseguido resolver el gran secreto que esconde la casa de la abuela Lita y el abuelo Pepe.
Pero, ¿quién son Nora y Currito? Pues son dos primos.
Nora vive en Gijón y Currito en Londres. Aunque se quieren mucho, se ven muy poquito, así que sus madres, Lola y Ana, han decidido que pasen el verano en Moreda, el pueblo minero donde los abuelos tienen una casita muy antigua, que era la casa donde la abuela Lita vivía con su papá y su mamá, o sea, la casita de los bisabuelos de Nora y Currito
Allí los dos están felices. Pasean con su abuela Lita por el bosque cercano a su casa, cogen moras, preparan carreras de caracoles o corren detrás de las mariposas. Otras veces van con el abuelo Pepe a pescar o bañarse al río con otros niños y niñas que viven en el pueblo y que les enseñan montones de juegos que no conocen. En ocasiones, después del baño, la abuela Lita va a buscarlos y juntos van a un merendero cercano donde comen una tortilla deliciosa y de postre el mejor helado que nunca antes habían probado. Pero a Nora y Currito lo que más les gusta es estar solos, jugando por la casa, investigando y disfrutando de todos los secretos que esconden los viejos armarios o la alucinante carbonera, el espacio mágico y misterioso bajo la casa.
Nora tiene 6 años y vive en Gijón, con sus padres Lola y Milio y su hermano Diego, que tiene 9 años. Currito que tiene 7 años vive en Londres, con sus padres Ana y Pedro y su hermanito Carlos, que tiene 7 meses. A lo largo del año, viajan para verse en Londres o en Gijón, pero siempre les parece que las visitas duran muy poquito. Así que este verano está resultando maravilloso.
Ya es 1 de septiembre. En unos días tendrán que volver cada uno a su casa para empezar al colegio, pero hoy ha sido una tarde “ALUCINANTE”, por fin, pudieron descubrir el secreto que persiguieron todo el verano.

El primer día de julio los abuelos y los dos niños se fueron al pueblo. Currito y Nora estaban encantados en la casa. Recorrieron cada habitación, abrían y cerraban armarios, cajones, puertas… A última hora de la tarde, la abuela Lita bajo a los niños a la carbonera. Era una estancia grande y oscura,  a la que se llegaba bajando unas escaleras bajo la casa, y que hace muchos años servía para almacenar el carbón que usaban para encender la cocina, poder tener agua caliente, cocinar y calentar la casa.
Después de muchos años, ahora era un lugar mágico, lleno de objetos antiguos que a Currito y Nora les parecían fascinantes. Ese día ambos sintieron que aquel sería su lugar favorito de la casa. En un lateral estaba el taller de la abuela, con sus pinturas, herramientas, maceteros, cajas, … Allí igual pintaba un baúl pirata que preparaba un centro de flores silvestres, y Currito era feliz ayudándola. En esos momentos, Nora se quedaba jugando al ajedrez o pegando los cromos de futbolistas que le compraba cada mañana el abuelo Pepe, cuando iba a buscar el periódico.
Pero siguiendo con la carbonera, en otro lado habían construido una especie de cajón enorme, de ladrillos, donde almacenaban el carbón, y al fondo, los niños estaban seguros de haber visto una puerta blanca, que a veces aparecía o desaparecía a su antojo. Cuando se lo comentaban a los abuelos, parecía que no los entendían, o que no los creían. Los pequeños bajaban a escondidas a la carbonera para investigar dónde estaba la puerta, pero nada. Cuando se aparecía, había tantos trastos por el suelo, que cuando llegaban al lugar en que la habían visto, ya había desparecido. Otras veces, pasaban horas dando vueltas por la carbonera sin encontrarla.
Como os dije antes, esta tarde los niños habían descubierto la puerta, y … algo más.
Había estado todo el día lloviendo. Por la mañana, Nora y Currito habían bajado con el abuelo Pepe a la carbonera y habían estado recogiendo y ordenando todo. El abuelo montó unas estanterías nuevas y los niños colocaron todo en ellas para evitar que estuvieran en el suelo y les impidiesen de nuevo llegar a la puerta, si aparecía.
  Así que, después de merendar, mientras los abuelos jugaban al parchís un ratito, los dos niños habían bajado muy despacito a la carbonera. Una vez allí, comprobaron que la puerta azul estaba al fondo de la sala. ¡Qué ilusión!! Hoy llegarían a la puerta. Ya no había nada en el suelo que les impidiese el paso. Los dos niños corrieron hasta la puerta y….
Oh.Oh!! la puerta estaba delante de ellos, pero cerrada. Y, lo más importante, ¡¡NO TENÍA CERRADURA!!  Cómo iban a poder abrirla!!!

Nora y Currito, de repente, se quedaron muy defraudados. No entendían nada. ¿Para qué servía una puerta que no se podía abrir?
Empezaron a revisar la puerta de arriba abajo, y de abajo arriba, y encontraron cuatro siluetas perforadas en la puerta, cada una con una forma diferente. En ese momento, Nora recordó un juego que tenía su hermano Diego, y exclamó: “Currito, vamos a buscar pistas. En el juego de la play de Diego, tiene que completar un puzzle para poder abrir la puerta que da paso a otro nivel. Si encontramos cómo formar el puzzle igual encontramos cómo abrir la puerta”
Revolvieron todo lo que encontraron en la habitación, hasta que…
-         Currito dijo: “Nora, mira. Hay fotos en el suelo”
-         “No puede ser Currito. Esta mañana lo dejamos todo ordenado y no quedó nada en el suelo”
-         “Si, mira. Ahora si están”
Los niños miraron las fotos. Eran de la biblioteca de la casa, donde iban a leer cuentos con la abuela Lita mientras el abuelo Pepe leía el periódico o hacía el crucigrama. En cada imagen había cuatro círculos rojos. Entonces, decidieron subir a buscar qué era lo que aparecía rodeado.
Al llegar arriba vieron que los abuelos seguían jugando al parchís en la cocina, así que se escabulleron dentro de la Biblioteca. Miraron atentamente la primera foto y fueron buscando lo que estaba rodeado en rojo: eran libros!!! Fueron cogiéndolos, y dentro de cada uno encontraron una tarjeta, recortada bastante extraña, también es verdad.
Hicieron lo mismo con las cuatro fotografías y consiguieron más piezas. Con todas ellas, volvieron a la carbonera. Allí miraron con atención lo que tenían entre manos y empezaron a pensar qué hacer con todo aquello: trozos de extrañas tarjetas, cartones con relieves,… no entendían nada.
Los niños extendieron todos sus descubrimientos y comprobaron que eran piezas de cuatro puzles. Los completaron y observaron que cada uno encajaba en uno de los salientes de la puerta, así que los colocaron y entonces,… 


la puerta se abre para dejar ver un precioso baúl rojo.

BAUL ROJO CON DIBUJO. Más información en http://areladeco.com ...
“Nora, Currito, a cenar que es tarde” Era la voz de la abuela Lita. El abuelo había preparado una deliciosa tortilla de patata y los niños se fueron a lavar para cenar, dejando la puerta, muy a su pesar, para el día siguiente.

OS DEDICAMOS ESTE VIDEO, POR SER TAN GENIALES. PARA TODOS Y TODAS. UN BESAZO ENORME:

1 comentario: